Aunque la depresión estacional está más asociada al invierno, por la disminución de luz solar y los días más cortos; lo cierto es que el verano tampoco se salva y esta estación calurosa no siempre trae consigo felicidad para todos. Aunque el verano es sinónimo de sol, vacaciones y relax, no son pocos los que, por diversas razones, sienten un "bajón" emocional cuando llega el calor.
Es más, la tristeza o melancolía asociada al verano puede tener una explicación psicológica. Según la psicóloga española Elena Daprá, especializada en salud mental del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid, informa que este fenómeno incluso tiene nombre propio: trastorno afectivo estacional de verano (o SAD, por sus siglas en inglés).
A pesar de que el trastorno estacional se reconoce principalmente en invierno, el trastorno también puede presentarse en el verano, provocando síntomas similares a los de la temporada fría, como tristeza, irritabilidad y ansiedad. Aunque no es tan común como el trastorno invernal, Daprá aconseja estar atentos a esta alteración emocional que afecta a una porción reducida de la población.

A su vez, estudios de análisis como el de Michael Terman, un pionero en la cronoterapia, han confirmado que mientras el 50% de los encuestados se siente más triste durante el invierno, un 12% experimenta el mismo malestar cuando llega el calor. Este dato resalta cómo las estaciones pueden influir de manera diversa en el bienestar emocional de las personas.
Por qué estamos más tristes en verano
Los psicólogos han estudiado durante años cómo las altas temperaturas impactan en nuestro comportamiento, y los resultados son claros: el calor extremo tiene efectos negativos en el estado anímico. La psicóloga española Beatriz Barreiro, quien ha investigado profundamente el tema, detalla que el aumento de las horas de luz, los cambios en las rutinas, la alteración del ritmo circadiano y la exposición constante del cuerpo en ropa ligera, pueden generar sentimientos de ansiedad, fatiga y hasta irritabilidad.
Uno de los factores que más incide, según Barreiro, es la relación entre la imagen corporal y las expectativas sociales. Las redes sociales amplifican una idealización del verano, donde se espera disfrutar de unas vacaciones perfectas o tener un cuerpo ideal. Esta comparación constante con los demás puede generar frustración, especialmente cuando la realidad no se ajusta a esas expectativas.

Verano: cómo impacta el calor en el sueño y en las emociones
Pero, tal vez, uno de los aspectos más importantes que explican la tristeza veraniega tiene que ver con el sueño. Según Daprá, la luz excesiva durante el verano interfiere con los ritmos circadianos, lo que altera el descanso mental. "El sueño es fundamental para nuestro bienestar emocional. Si no descansamos lo suficiente, es más fácil que nuestras emociones se vean afectadas y que gestionemos el estrés de manera inapropiada", explica la psicóloga.
Además, el calor provoca incomodidad física: la sensación de estar sudado y pegajoso puede llevar a una mayor irritabilidad. La dificultad para conciliar el sueño, junto con la interrupción de las rutinas diarias, termina por desestabilizar el equilibrio emocional de las personas.
Otro factor: el síndrome posvacacional y las expectativas sociales
Otra cosa que contribuye a la melancolía en verano es el síndrome posvacacional, especialmente cuando las vacaciones ya terminaron pero la rutina no ha sido retomada con el mismo entusiasmo. Barreiro explica que muchas veces, cuando las personas regresan de un descanso veraniego y deben volver a la jornada laboral o al estudio, pueden experimentar un "vacío emocional" que genera tristeza, incluso en plena estación estival.
Este fenómeno puede estar relacionado con las expectativas no cumplidas durante el verano. Las presiones sociales sobre cómo "debería ser" el verano perfecto, sobre todo con el auge de las redes sociales, aumentan las comparaciones y expectativas, lo que puede desencadenar sentimientos de insatisfacción y frustración.

Cómo hacer para gestionar la tristeza veraniega
Los especialistas coinciden en que, si bien no todos experimentan este tipo de tristeza veraniega, quienes sí lo hacen pueden encontrar alivio en diversas prácticas. Daprá sugiere cuidar el sueño, ya que un descanso adecuado puede mejorar significativamente el bienestar emocional. "El ser humano necesita de rutinas; no se puede vivir en la incertidumbre constante", afirma la psicóloga, quien también aconseja exponerse al sol de manera moderada, lo cual ayuda a regular los ciclos de sueño y a mejorar los niveles de serotonina.
Por su parte, Barreiro recomienda realizar actividades gratificantes que favorezcan la autorrealización, mantener una red de apoyo con familiares y amigos, y dar espacio a la expresión emocional. En casos más severos, se recomienda acudir a terapia psicológica, especialmente si los síntomas persisten o afectan gravemente la calidad de vida.