El oficialismo sabe que no le dan los números en el Senado y está en plena negociación para tratar de frenar el rechazo casi seguro al pliego de Manuel García-Mansilla, designado juez de la Corte Suprema por decreto de Javier Milei. La jugada del Gobierno apunta a conseguir apoyo dentro del radicalismo, pero el panorama está lejos de ser claro.
Mientras algunos senadores de la UCR buscan postergar la definición, otros no quieren que la jugada termine favoreciendo a Ariel Lijo, el otro juez propuesto por el Ejecutivo.
El radicalismo, en una encrucijada
La interna radical quedó en evidencia en un encuentro virtual donde Martín Lousteau y otros senadores plantearon que el bloque debería permitir que el pliego de García-Mansilla llegue al recinto. En paralelo, otros legisladores están consultando a los gobernadores de sus provincias antes de tomar una decisión definitiva.

El problema es que la situación ya se dilató demasiado. El pliego de Lijo fue aprobado en la Comisión de Acuerdos hace tres semanas, pero el de García-Mansilla sigue en veremos. Para que se trate en el Senado, necesita al menos nueve firmas en la comisión, pero por ahora le falta una.
Por si fuera poco, el kirchnerismo ya armó su propio dictamen en contra de García-Mansilla, aunque todavía no lo presentó formalmente. Todo indica que el oficialismo está contra las cuerdas, con pocas chances de lograr la aprobación del juez que Milei ya puso en funciones "en comisión".
García-Mansilla y su postura sobre la dictadura
Uno de los puntos que genera más controversia en torno a García-Mansilla es su posición respecto a los crímenes de la última dictadura. En 2003, cuando el Congreso anuló las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, publicó un artículo donde cuestionaba la decisión y la comparaba con el nazismo. Argumentaba que el Parlamento no tenía facultades para anular leyes y que la voluntad política estaba por encima de los principios constitucionales.

Durante su audiencia en el Senado, intentó bajar el tono de sus declaraciones y aseguró que reconoce la jurisprudencia internacional sobre delitos de lesa humanidad. Pero al mismo tiempo, dejó claro que considera que los crímenes cometidos en los ‘70 ya prescribieron y planteó dudas sobre la constitucionalidad de una ley contra el negacionismo.
¿Qué va a pasar en el Senado?
El radicalismo todavía no tiene una postura unificada y la decisión final podría tomarse en una reunión presencial en las próximas horas. Si no logran un acuerdo, los senadores podrían votar en libertad, lo que le daría más margen al oficialismo para negociar apoyos individuales. Mientras tanto, el Gobierno sigue peleando contra reloj para que el pliego de García-Mansilla no termine hundido en el Senado.