A tres días de que Israel rompiera la tregua con Hamás, los ataques del Ejército israelí ya cobraron al menos 506 muertos, según informó el Ministerio de Salud gazatí.
Los ataques por aire y por tierra de esta madrugada terminaron la vida de 85 personas, informaron, y la cifra sigue en rápido ascenso, debido a las precarias condiciones en que operan los hospitales del enclave palestino.
Fuentes médicas indicaron a la agencia de noticias Reuters que las embestidas de este jueves apuntaron contra viviendas en zonas del norte y sur del territorio gazatí.

Las tropas del Estado de mayoría judía también atacan por tierra: en las últimas horas la institución castrense señaló que están en curso ofensivas terrestres en el norte de Gaza, a lo largo de la ruta costera en la zona de Beit Lahia. Un día antes, el Ejército inició las “operaciones terrestres” que calificó de “precisas” y “selectivas” para ampliar la zona de “amortiguación” que separa las mitades norte y sur de Gaza, conocida como el corredor Netzarim.
Según informó el Comisionado General de la agencia de la Agencia de la ONU para los Refugiados palestinos, Philippe Lazzarini, se confirmó también la muerte de otros cinco empleados de la agencia, lo que eleva la cifra de fallecidos a 284. “Eran profesores, médicos y enfermeros que atendían a los más vulnerables", declaró mediante un comunicado publicado en X.
Por el momento, el ejército israelí ha informado de ataques con cohetes de parte de Hamás este jueves contra la ciudad de Tel Aviv.
"La Fuerza Aérea de Israel interceptó con éxito un proyectil y otros dos cayeron en una zona abierta", recogió un comunicado de las fuerzas armadas israelíes.
¿Qué indicaba el acuerdo de tregua y por qué Israel lo dinamitó?
Según los términos del acuerdo pactado por Israel y Hamás, el cese de hostilidades abarcaba tres fases: la primera entró en vigor el pasado 19 de enero y estableció la liberación de 33 secuestrados-vivos y muertos-por parte de Hamás, a cambio de más de 1.900 palestinos presos en Israel, canjes que concluyeron el 27 de febrero.
El paso a la segunda fase, también de seis semanas, debía negociarse durante la primera etapa, la cual terminó el pasado 1 de marzo en medio de dilaciones por parte de Israel para continuar la tregua. Pero desde antes de iniciar el cese de hostilidades en enero Israel ya advertía que no claudicaba en su objetivo de “erradicar” a Hamás. El grupo islamista buscaba una tregua duradera, mientras Israel una "victoria total".

La situación política de Israel, sin embargo, se volvió insostenible para Netanyahu tras la renuncia hace dos meses del Ministro de Seguridad, Itamar Ben-Gvir, quien supeditó su regreso al puesto a la reanudación de la guerra, lo que finalmente terminó ocurriendo.
Ben-Gvir retomó este miércoles su puesto y manifestó su objetivo de "aniquilar" a Hamás, despoblar Gaza mediante lo que él llama la migración voluntaria de palestinos y reconstruir los asentamientos judíos allí.
Pero en medio de las dilaciones para proseguir o no hacia la segunda fase, Estados Unidos e Israel dieron un giro cuando exigieron a Hamás liberar a todos los secuestrados restantes en el enclave, 59, aunque se cree que varios ya han muerto. Según los términos del acuerdo esas liberaciones debían darse durante la segunda fase, no antes. Hamás ya ha advertido que no liberaría a los rehenes restantes sin garantías de que la guerra terminara.

Israel, por su parte, señaló que el acuerdo no señalaba que el paso a la segunda fase fuera “automático” y posteriormente indicó que reanudaba los ataques debido a que Hamás había rechazado sus nuevas propuestas para continuar con la tregua.