Un grupo de investigadores del Conicet, dirigido por el doctor Juan Ferrario, del Instituto de Biociencias, Biotecnología y Biología Traslacional (iB3) de la Universidad de Buenos Aires, junto a especialistas en investigación básica del Parkinson, demostró que el extracto de yerba mate protege a las neuronas dopaminérgicas en modelos experimentales en cultivo.
Esas neuronas son precisamente las que se deterioran durante la enfermedad del Parkinson y estos experimentos resultaron un fuerte apoyo a las observaciones clínicas.
Actualmente hay 10 millones de personas viviendo con esta enfermedad en todo el mundo y se prevé que para el año 2050, según un estudio publicado el 5 de marzo pasado en la revista médica BMJ, serán 25,2 millones los humanos con esta patología, lo que representa un aumento del 112% en comparación con 2021.
Cabe destacar que el Parkinson es una afección cerebral que causa trastornos del movimiento, mentales y del sueño, dolor y otros problemas de salud. Es la segunda patología neurodegenerativa más común después del Alzheimer.
El mate y el Parkinson
Bajando a tierra, se comprobó el efecto neuroprotector de extractos de yerba mate en las neuronas dopaminérgicas, las cuales se degeneran cuando la enfermedad está presente.
Ferrario hizo notar que "no son tantos los alimentos que previenen el desarrollo de la enfermedad, entre los que se incluyen el té verde, el vino tinto (en bajas cantidades) y la dieta mediterránea (aceite de oliva y pescado), por eso resulta tan importante señalar al Mate entre ellos".
Mirá también: "El del complejo de la soja superará los US$ 16.000 millones"
En esa línea, el investigador observó que "es importante resaltar que el consumo de Mate a lo largo de los años y de manera sostenida, al igual que los otros alimentos, reducen o retardan la aparición de la enfermedad, pero no la detienen, ni la evitan".
El martes 11 de marzo, Ferrario presentó una actualización del estudio ante el Directorio del Instituto Nacional de la Yerba Mate (INYM), en Posadas, Misiones. El estudio recibió financiación del Instituto, y resulta de enorme valor para la ciencia argentina, para el producto nacional y para continuar investigando la enfermedad neuronal.