En tiempos donde lo natural vuelve a ganar protagonismo, una hierba ancestral se posiciona como aliada clave para la salud cotidiana: el llantén. Esta planta milenaria, usada durante siglos en remedios caseros, está recuperando su lugar en la botica de los porteños gracias a sus múltiples beneficios. Alivia desde un simple catarro hasta dolencias más complejas como el asma o los problemas digestivos.
El llantén, además de ser una hierba ancestral reconocida por la medicina tradicional, cuenta con propiedades antiinflamatorias, cicatrizantes y antitusivas. Ya sea en forma de infusión, macerado o aplicada sobre la piel, sus hojas grandes y ovaladas son un verdadero botiquín verde. No es casualidad que su uso atraviese generaciones y culturas: es eficaz, versátil y fácil de conseguir.
Te contamos qué es exactamente esta planta, qué beneficios concretos ofrece, cómo podés usarla y por qué la ciencia está volviendo a mirarla con buenos ojos. Porque sí, esta hierba ancestral no es solo historia: es salud viva al alcance de la mano.

¿Qué es el llantén?
El llantén —conocido también como Plantago major— es originario de Europa y Asia, aunque crece sin problema en muchos rincones del país. Esta planta perenne de hojas comestibles y flores verdosas no solo tiene un aspecto particular, sino que esconde un tesoro de propiedades medicinales. Las hojas, que pueden consumirse crudas o cocidas, son su parte más utilizada, aunque algunas personas aprovechan la planta entera.
A lo largo de los años, el llantén se ganó su lugar como hierba ancestral gracias a su uso prolongado en diferentes culturas. Desde aliviar una tos persistente hasta mejorar la salud digestiva, sus aplicaciones parecen no tener techo.

¿Para qué sirve esta hierba ancestral?
El llantén es un comodín natural con beneficios para varios sistemas del cuerpo: el inmunológico, el digestivo, el respiratorio y hasta el tegumentario. Entre sus propiedades más destacadas se encuentran:
- Antitusígeno: combate eficazmente la tos seca o productiva.
- Antiinflamatorio: ideal para calmar molestias internas y externas.
- Cicatrizante: acelera la curación de heridas y llagas.
- Antibacteriano y antiviral: perfecto para reforzar defensas.
- Balsámico: alivia irritaciones de garganta y vías respiratorias.
Pero hay más: el llantén también se usa en casos de bronquitis, faringitis, asma, úlceras, diarreas, eczemas, herpes, conjuntivitis y hasta reumatismos. Todo esto lo convierte en una hierba ancestral con un repertorio terapéutico difícil de igualar.

¿Cómo se usa el llantén?
1. En infusión:
Se prepara con una cucharada sopera por taza, hervida durante unos 5 minutos. Se recomienda tomar de 3 a 4 tazas diarias para aliviar catarros bronquiales. También puede usarse para hacer gárgaras en caso de inflamaciones bucales o de garganta. Dato importante: si le sumás ácido bórico, ¡no lo tragues! Ese compuesto es tóxico.
2. En macerado:
Se hierven 40 gramos de la planta por litro de agua, se deja reposar entre 8 y 10 horas y luego se puede consumir durante el día. Esta preparación es ideal para quienes buscan un uso interno más prolongado.
3. Aplicado en la piel:
Machacando hojas frescas y mezclándolas con manteca de vaca derretida se obtiene un ungüento tradicional para calmar hemorroides. Hoy se puede aplicar directamente como cicatrizante sobre úlceras, llagas o irritaciones de la piel. Se recomienda escaldar las hojas con agua caliente antes de usarlas.

Una hierba ancestral que volvió para quedarse
En medio del auge de lo natural y lo consciente, el llantén se presenta como una de esas soluciones simples, efectivas y accesibles. Esta hierba ancestral, que durante siglos pasó de mano en mano y de generación en generación, sigue demostrando su poder. No hace falta irse muy lejos para encontrar alivio: a veces, la respuesta está en el yuyo que crece en la vereda.
Así que si estás buscando algo que calme la tos, ayude a sanar heridas o simplemente te haga sentir mejor, el llantén puede ser tu mejor aliado. Porque lo bueno, si es natural, es dos veces bueno.