El fallecimiento del Papa Francisco, ocurrido en la madrugada del 21 de abril de 2025, conmocionó a millones de fieles en todo el mundo. Pero su partida estuvo rodeada de coincidencias numéricas que no pasaron desapercibidas, particularmente en su tierra natal.
Más allá del dolor y del duelo colectivo por la muerte del primer Papa latinoamericano y jesuita de la historia, lo que sorprendió a muchos fue la manera en que ciertos números vinculados a su vida y a su fallecimiento se relacionan con símbolos de la cultura argentina.
Las coincidencias numéricas parecen haber tejido una narrativa inesperada que despertó curiosidad, asombro e incluso lecturas místicas. ¿Cuáles son?
La llamativa coincidencia en la muerte del Papa Francisco
Jorge Mario Bergoglio falleció a los 88 años, una edad que en cualquier contexto ya implica una larga vida, pero que en la cultura argentina cobra un significado especial por un detalle: el número 88 en la quiniela representa al "Papa".
La tabla tradicional de significados de la quiniela —ese juego de azar tan arraigado en la idiosincrasia nacional— asocia el número 88 con la figura del pontífice. Esta coincidencia, que parece salida de una película, fue rápidamente difundida por redes sociales, medios de comunicación e incluso programas de televisión. Las apuestas con ese número se multiplicaron en las horas posteriores a su muerte.
“Es el destino”, decían algunos. “Una señal divina”, afirmaban otros. Lo cierto es que para una gran parte del pueblo argentino, acostumbrado a buscar sentido en los números y a vincular acontecimientos cotidianos con la tabla quinielera, este detalle no pasó desapercibido.
El número de socio en San Lorenzo y la hora de su muerte
Otra coincidencia que dejó boquiabiertos a muchos fue la conexión entre su número de socio en el club San Lorenzo de Almagro —del cual era hincha fanático— y la hora exacta de su fallecimiento.
El Papa Francisco era el socio número 88.235 del club de Boedo. Falleció a las 2:35 de la madrugada hora argentina. Como si el destino hubiera querido dejar una última firma simbólica, los últimos tres dígitos de su número de socio coinciden de manera exacta con la hora de su muerte.
En la cultura popular, este tipo de coincidencias suelen leerse como “mensajes”, señales o designios. Para muchos creyentes, es una prueba de que “todo está escrito”; para otros, una simple pero increíble casualidad. Pero lo cierto es que este hecho también fue replicado por portales de noticias, por simpatizantes del club y por curiosos que no dejaron pasar por alto la relación.
El 13 de marzo de 2013: otra fecha cargada de simbolismo
Pero no es la primera vez que la numerología atraviesa la historia del Papa Francisco. De hecho, el inicio de su papado estuvo marcado por un simbolismo muy claro: el número 13.
El 13 de marzo de 2013, Jorge Bergoglio fue elegido papa en el cónclave que sucedió a la renuncia de Benedicto XVI. Fue el primer pontífice en elegir el nombre de Francisco —en homenaje a San Francisco de Asís— y también el primero de América Latina. Su elección significó una revolución dentro de la Iglesia Católica, no solo por su origen, sino también por su estilo cercano, austero y comprometido con los pobres.
Pero el 13, un número que en muchas culturas es considerado de mal augurio, también tiene una fuerte carga simbólica. En la numerología, se asocia con el cambio, la transformación y el fin de un ciclo. Algunos creyentes ven el 13 como una cifra que, lejos de lo negativo, anuncia grandes transformaciones espirituales.
Durante los 12 años de papado, el Papa Francisco enfrentó resistencias internas, denunció los abusos de poder, pidió perdón por los crímenes de la Iglesia, se acercó a los más necesitados y buscó reformar las estructuras eclesiásticas. Todo eso encaja con la idea de transformación asociada al 13. Que haya sido elegido un 13 de marzo no hace más que reforzar la lectura de que su papado fue una bisagra en la historia reciente del Vaticano.
El Papa Francisco, una muerte que marca el fin de una era
La muerte del Papa Francisco marca un antes y un después en la historia de la Iglesia Católica. Su papado estuvo atravesado por reformas, conflictos internos, escándalos heredados y un intento profundo por devolverle credibilidad a una institución en crisis. Fue criticado por sectores conservadores, aplaudido por progresistas y respetado incluso por quienes no comulgaban con la fe católica.
En América Latina, la figura del Papa Francisco fue especialmente valorada por poner sobre la mesa los problemas estructurales de la región: la pobreza, la exclusión, la violencia y la desigualdad. Nunca ocultó su crítica al capitalismo salvaje, al clericalismo, ni a las jerarquías alejadas del pueblo. Y aunque sus reformas quedaron a medio camino, su legado es innegable.
Que la despedida del Papa Francisco esté marcada por números tan simbólicos no hace más que sellar su historia con un componente mágico que, aunque sea difícil de explicar desde lo racional, tiene un fuerte peso cultural.
