La ciudadanía italiana volvió al centro del debate tras la decisión del Gobierno de Giorgia Meloni de limitar el acceso a través del tradicional derecho por sangre, o Ius sanguinis. Sin embargo, mientras muchos ven frustrado su sueño de obtener el pasaporte europeo, un pequeño pueblo de Sicilia se convirtió en refugio y alternativa para cientos de argentinos.
El decreto ley 36, aprobado por el Consejo de Ministros el pasado 28 de marzo, estableció que solo serán automáticamente considerados ciudadanos italianos los descendientes de hasta segunda generación —es decir, hijos y nietos de italianos nacidos en el país europeo—. La medida, todavía en tratamiento parlamentario, representa un giro drástico frente al acceso que, durante años, permitió que miles de personas alrededor del mundo se reconectaran legalmente con sus raíces italianas. El senador Luigi Spagnolli calificó la decisión como una “expropiación de poderes del Ejecutivo sobre una materia delicada”, en clara crítica a la avanzada del oficialismo.
En este nuevo panorama, este pueblo se volvió una excepción. Se trata de Alimena, una localidad de apenas 2.200 habitantes que sigue recibiendo a quienes, a pesar de las nuevas restricciones, buscan concretar el trámite de ciudadanía italiana. Allí, alrededor de 250 argentinos ya se instalaron para tramitar la ciudadanía italiana a través de la residencia efectiva, una vía aún habilitada. Según el intendente Giuseppe Scrivano, este movimiento migratorio “trajo trabajo y vida al pueblo”, y representa una oportunidad para revitalizar la comunidad.

Alimena: el rincón de Sicilia donde los argentinos aún pueden obtener la ciudadanía
Ubicada dentro de la Ciudad Metropolitana de Palermo, Alimena se convirtió en uno de los pocos lugares de Italia donde todavía se puede gestionar la ciudadanía italiana sin haber nacido en el país, siempre que se cumplan ciertos requisitos de residencia. Este enclave rural, de clima serrano y ritmo tranquilo, fue descubierto por muchos como un destino viable frente al endurecimiento normativo en las grandes ciudades.
Allí, los nuevos habitantes —en su mayoría jóvenes profesionales o familias enteras— optaron por adquirir viviendas deshabitadas y comenzar una vida con menos estrés y más conexión comunitaria. Manuel González, técnico agropecuario oriundo de Buenos Aires, señaló en declaraciones a La Nación que, aunque el pueblo es “seguro y muy humano”, conseguir empleo no es fácil. Aun así, remarcó que “vale la pena intentarlo” y destacó que la nueva normativa puso freno a gestores que, hasta hace poco, lucraban desmedidamente con los trámites de ciudadanía italiana.

La polémica detrás del decreto que limitó el acceso a la ciudadanía
El decreto impulsado por el canciller Antonio Tajani tiene como telón de fondo el crecimiento sostenido de solicitudes de ciudadanía italiana en países como Argentina, Brasil y Venezuela. Solo en nuestro país, las solicitudes pasaron de 20.000 en 2023 a más de 30.000 en 2024. En Brasil, la curva también fue ascendente: de 14.000 reconocimientos en 2022 a 20.000 en lo que va del año. Frente a este fenómeno, el Gobierno de Meloni planteó un freno para “ordenar” el proceso, pero generó una reacción inmediata entre las comunidades italodescendientes.
El pasado 3 de mayo, italodescendientes de diversas nacionalidades, incluyendo argentinos, se manifestaron de forma pacífica en la Plaza del Campidoglio, en Roma, para exigir una revisión del decreto. Aún no hubo respuestas formales ni de Meloni ni del vicepremier Tajani, lo que mantiene en alerta a quienes esperan una señal del Ejecutivo italiano.

Una ciudadanía con raíces y futuro
En tiempos de reformas restrictivas, Alimena representa un símbolo de esperanza para quienes aún aspiran a la ciudadanía italiana. Lejos del caos administrativo y los altos costos de las gestiones privadas, este pequeño pueblo siciliano ofrece la posibilidad de hacer valer el derecho por sangre desde una lógica de comunidad y arraigo. Y para muchos argentinos, eso no solo significa un pasaporte europeo: es la posibilidad de reconstruir un proyecto de vida a partir de sus raíces.