La policía de Ohio, en Estados Unidos, confirmó que una niña de 10 años debió salir de ese estado para hacerse un aborto en la ciudad de Indianápolis, el pasado 30 de junio.
La menor fue víctima de una violación, por la que ya está siendo procesado un hombre identificado como Gerson Fuentes, y luego fue una de las primeras víctimas del dictamen de la Corte Suprema de Estados Unidos, que con la revocación de la sentencia Roe vs Wade, posibilitó la prohibición del aborto en 13 estados.
“¡Imagínense ser esa niña!”, dijo en un reciente discurso el presidente Joe Biden, en el que criticó duramente la decisión del supremo tribunal del país, a la que calificó como “terrible, extrema y totalmente equivocada”.
Ante el pronunciamiento presidencial, hubo quienes pusieron en duda la veracidad de la noticia, entre ellos el fiscal general de Ohio o el congresista republicano de ese estado Jim Jordan.
Ayer, sin embargo, la historia fue ayer ratificada judicialmente por el jefe de la policía de la ciudad de Columbus, Jeffrey Huhn, quien declaró que la niña se sometió a un aborto en la ciudad de Indianápolis y que las muestras de ADN obtenidas por la clínica de Indiana serían una prueba en contra de Fuentes, quien ya está arrestado y a la espera de sentencia.
El caso ejemplifica la confusión a nivel nacional sobre el mosaico de leyes estatales que surgieron a raíz de la decisión de la Corte Suprema, muchas de las cuales hacen pocas excepciones para permitir la interrupción voluntaria del embarazo.
