Es el segundo trimestre consecutivo en que se achica la economía de Estados Unidos. En la mayoría de los países, esto ya se consideraría una recesión completa, pero el país que gobierna Joe Biden utiliza datos adicionales para declararla oficialmente.
La contracción de este trimestre, que anualizada daría una caída del 0,9% del PBI estadounidense, generó mucha preocupación sobre el crecimiento de una de las economías más importantes del mundo. Al mismo tiempo, los precios de la energía y otros productos básicos están subiendo a un ritmo inédito desde 1981.
Mientras el Banco Central de Estados Unidos sube las tasas de interés con el objetivo de enfriar la economía para bajar la inflación, el miedo sobre una posible recesión crece en el país norteamericano, si es que esta todavía no empezó.
El intento de 'renombrar' la recesión no va a disminuir el sufrimiento de los estadounidenses.
El presidente Biden explicó que la economía de su país se encuentra en buen estado, destacando que el desempleo está en 3,6% y el empleo sigue creciendo. Biden afirmó, frente a periodistas, que la economía "no va a entrar en una recesión". La oposición republicana, por su parte, acusó al presidente de intentar redefinir el término: "El intento de 'renombrar' la recesión no va a disminuir el sufrimiento de los estadounidenses".
Si bien dos trimestres consecutivos de decrecimiento del PBI se ven, en términos generales, como una señal de que la economía se encuentra en una recesión, en Estados Unidos esta debe ser oficializada por la Oficina Nacional de Investigación Económica (NBER, por sus siglas en inglés). Esta organización toma en cuenta, además del PBI, otros factores, como el mercado de trabajo, y es improbable que su veredicto al respecto se presente pronto.
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