El complejo sojero es el principal dador de divisas para el país y la harina de soja nuestro principal producto de exportación, representado el 14% del total de los dólares ingresados a nuestra economía. Pero no es solo eso, sino que Argentina encabeza el ranking como el mayor proveedor a nivel mundial de este derivado industrial de la oleaginosa, pero ese liderazgo podría enfrentar un "escenario desafiante".
Lo cierto es que nuestro país hace ya años que sufre un estancamiento productivo en este sector, con cosecha de soja que difícilmente superan las 50 millones de toneladas, mientras que la capacidad instalada de la industria está preparada para procesar más de 70 millones de toneladas.
El principal problema es que nuestros competidores están creciendo a un muy buen ritmo hace ya varios años, aumentando sus niveles de industrialización de la soja, y si bien Argentina todavía mantiene el primer lugar como exportador de harina de soja, ciertos cambios en el mercado internacional podrían hacer que nuestro país pierda ese lugar de proponderancia o por lo menos enfrento un contexto por demás de desafiante anticipando un mercado sobreabastecido con precios a la baja.

HVO, la amenaza
La "amenaza", en este caso, sería el aceite vegetal hidrotratado (HVO), también conocido como diésel renovable. Pero lo sería de una manera indirecta.
Según un informe de la Bolsa de Cereales de Córdoba (Bccba), este nuevo biocombustible, que se produce principalmente en Estados Unidos, tiene varias particularidades que lo diferencian del biodiésel. En primer lugar se produce com aceite de soja, aceite de cocina usado y sebos comestibles, pero, lo que verdaderamente lo distingue, es que este biocombustible no necesita ser mezclado con combustibles fósiles.

Esta carcaterística hizo que el país del norte pasara de producir 3.734 millones de litros de HVO en 2021 a 15.881 millones este año. Ante este exponencial crecimiento, "el crushing estadounidense sería record dado el salto en la producción de HVO. lo que implicaría una mayor producción de harina de soja, generando excesos en el mercado internacional".
O sea, no es que el país del norte busca aumentar el volumen producido de harina, sino que debe hacerlo para elaborar este biocombustible. Y el problema radica que esa harina debe colocarla en el mercado internacional, lo cual abré la puerta para una competencia directa para Argentina en un contexto de buena oferta internacional, demanda apagada y precios bajos.
Mercado saturado
En este sentido, el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) proyectó un valor récord para la producción de harina de soja de 272 millones de toneladas para la campaña 2024/25. Este incremento estaría explicado en mayor parte por el aumento en la producción estadounidense (6%) y argentina (13%), respecto al ciclo anterior.

Pero, en contraposición, el consumo mundial se incrementaría en menor medida que la producción, "generando un exceso de oferta en el mercado global que provocaría presiones bajistas sobre el precio", indicó la Bccba.
"Este escenario impactaría sobre la economía argentina, dado que la harina de soja es el principal producto exportable del país, y, en consecuencia, el principal generador de divisas, con una participación promedio del 14% en el total de los ingresos generados por las exportaciones en los últimos diez años", sostuvo el informe.
Contexto cambiante
Es por eso que la Bccba entiende que se está atravesando un "contexto donde las reglas están cambiando" y es allí donde "Argentina debe analizar y actuar en consecuencia ya que su lugar como principal exportador mundial de harina de soja podría verse afectado".
"Y es que, el sector de producción de HVO viene creciendo a pasos agigantados, lo que podría llevar a que el incremento en la demanda de aceite de soja por parte de Estados Unidos exceda a la producción nacional, que conllevaría a cubrir ese exceso mediante importaciones que quedarían excluidas de los subsidios otorgados", indicó el trabajo.

Por otro lado, "el bajo contenido de aceite y alto stock de harina de soja estadounidense generaría una oportunidad para Argentina para incrementar las exportaciones de aceite de soja, y, por otro lado, se vería afectada por las presiones sobre el precio en harina al incrementarse la oferta".
Es por eso que la Bccba plantea que "el nuevo desafío que tiene Argentina con cumplir la nueva reglamentación de productos libre de deforestación proveniente de la UE, podría ser utilizado como una oportunidad para incrementar las posiciones de exportaciones de harina de soja en los distintos países que conforman el bloque, generando así una ventaja por encima de los demás competidores".