Pasaron medidas de fuerza, despidos de más de 15 trabajadores, amenazas, reemplazos de funciones, conversaciones y finalmente los gremios de la Asociación Argentina de Aeronavegantes (AAA)-tripulantes-, la Asociación de Pilotos de Líneas Aéreas (APLA) y APA (rampa y check in) acordaron con autoridades de Aerolíneas Argentinas un aumento salarial de un 16% y modificaciones en los convenios colectivos.
Los gremios liderados por Juan Pablo Brey (AAA) y (APLA), por Pablo Biró, fueron los primeros en aceptar la propuesta de Aerolíneas Argentinas, lo que fue un comienzo de cierre del conflicto, que ya lleva meses en discusión, medidas de fuerza y despidos. Luego se sumó la Asociación del Personal Aeronáutico (APA), que conduce Edgardo Llano.
El acuerdo contempla un aumento salarial pero también una modificación donde los trabajadores aeronáuticos cedieron algunos de los puntos de acuerdo que tenían como derechos ganados a traves de convenios colectivos de trabajo. Algunos de los derechos eliminados era tener un día libre de cumpleaños, asientos de descanso en clase ejecutiva y, además, se dispuso que su tiempo de trabajo comenzará a partir de su llegada al aeropuerto, en contraposicion a lo que prevalecía, que era desde que se subían al remis, uno de los temas de su acuerdo laboral que más se discutió.
El servicio de remises continuará vigente hasta que finalicen los contratos con las empresas, pero retiraron este servicio para las capacitaciones.
Respecto del aumento salarial, los gremios cerraron un aumento del 16 al 20%, que convalidaron por productividad de horas trabajadas, por lo que, con un piso salarial del $1.000.000, podrán cobrar $1.300.000 o $1.400.000.
En el caso de los gremios APTA (mecánicos) y UPSA (personal superior), que ya habían aceptado la oferta salarial propuesta, se firmaron nuevas condiciones que permitirán mayor movilidad y flexibilidad en tareas y posiciones del personal.
Otro de los puntos claves del acuerdo es la“tregua social”. Aunque el acuerdo no lo dice explicitamente así, se estableció un compromiso de no realizar huelgas ni conflictos laborales durante el verano, siempre que se efectivicen los términos acordados, que incluyen, entre otras cosas, evitar nuevos despidos y sostener la estabilidad laboral de los trabajadores.