La clásica marcha de los jubilados al Congreso de todos los miércoles sumó la participación de barrabravas de distintos clubes de fútbol que acompañaron a los mayores en su reclamo por un aumento de sus haberes.
La movilización contó con un fuertísimo operativo policial, que contó con más de 850 efectivos. El intento de las fuerzas de seguridad de avanzar sobre los manifestantes derivó en una batalla campal con los barras que provocó disturbios, rotura de baldosas, seis heridos (uno en grave estado en el Hospital Ramos Mejía) y siete detenidos.
Los manifestantes dieron vuelta un auto de la policía y lo prendieron fuego. El patrullero ardió en llamas sobre la avenida de mayo. La policía secuestró un cuchillo de tipo carnicero que estaba en poder de una de las personas detenidas.

También se prendieron fuego varios contenedores de basura y los manifestantes respondieron a las balas de goma, gases lacrimógenos y camiones hidrantez que arrojó la policía, lanzando decenas de proyectiles que obtuvieron de la rotura de baldosas.
Cada contenedor que el gobierno de la Ciudad debe reponer le cuesta un total de US$3.400. De manera preventiva se habían retirado 70 de las inmediaciones del Congreso, pero sobre Avenida de Mayo agruparon los que estaban más lejos para quemarlos.