La ciudadanía italiana, un trámite que miles de argentinos comenzaron a gestionar en busca de un vínculo con sus raíces europeas, acaba de sufrir un fuerte revés. La Cámara de Diputados de Italia aprobó este martes, con 137 votos a favor, 83 en contra y 2 abstenciones, el controvertido Decreto Tajani, que restringe el derecho a la nacionalidad exclusivamente a hijos y nietos de italianos, dejando afuera a los bisnietos. La medida ya había sido avalada la semana pasada en el Senado y sólo resta la firma formal de la primera ministra Giorgia Meloni para su entrada en vigencia.
El impacto en nuestro país es significativo: Argentina alberga la comunidad de origen italiano más grande fuera de Europa y, sólo en 2023, más de 20.000 ciudadanos obtuvieron la ciudadanía italiana por vía consular. En lo que va de 2024, ya son 30.000. La nueva legislación, sin embargo, pone un freno a esa tendencia y deja en el limbo a entre 40.000 y 60.000 solicitudes de bisnietos que se encuentran en trámite o que estaban por iniciarse.
Hasta ahora, el proceso se regía por el principio del ius sanguinis (derecho de sangre), que permitía a los descendientes de italianos obtener la ciudadanía sin límite generacional. Pero las demoras, la saturación de los consulados y las presiones políticas internas llevaron a modificar la norma, con un enfoque más restrictivo y excluyente.

Ciudadanía italiana: qué cambia con el Decreto Tajani
Con la nueva legislación, la ciudadanía italiana ya no podrá reclamarse desde Argentina por parte de bisnietos, salvo que la solicitud haya sido ingresada antes del 27 de marzo de 2025 a las 23:59 (hora de Roma). Esa fecha será el corte definitivo para quienes busquen el reconocimiento bajo las condiciones previas.
El decreto fue impulsado por el canciller Antonio Tajani, quien puso como ejemplo el caso argentino para ilustrar lo que consideró una sobrecarga administrativa en los consulados. “No hay estructura que resista este nivel de demanda”, argumentaron desde el Ministerio de Asuntos Exteriores italiano. La presión del gobierno de Meloni también apuntó a “ordenar” el vínculo entre Italia y su extensa diáspora.

Qué opciones quedan para los bisnietos
A pesar del recorte en el acceso consular, los bisnietos que deseen obtener la ciudadanía italiana aún cuentan con dos caminos legales alternativos. Uno de ellos es el permesso di soggiorno, una residencia legal en Italia que, luego de dos años de permanencia en una comuna, permite iniciar el proceso para obtener la ciudadanía directamente en territorio italiano.
La otra opción es la vía judicial, mediante un juicio por derecho de nacimiento. En este caso, se firma un poder ante un abogado en Italia que inicia el trámite ante un tribunal. La estrategia judicial sostiene que el decreto no puede aplicarse retroactivamente a personas nacidas antes del 27 de marzo de 2025, por lo que quedarían amparadas por la legislación anterior.
En ambos casos, se trata de caminos que requieren inversión, paciencia y asesoramiento legal, pero que abren una puerta a quienes aún quieren obtener la ciudadanía italiana y no se resignan a perder ese derecho por cuestiones administrativas.

El cierre de una era
Con la aprobación del Decreto Tajani, Italia redefine su relación con la descendencia en el exterior, en particular con América del Sur, donde la identidad italiana sigue muy presente. Para los argentinos, la ciudadanía italiana fue durante años mucho más que un trámite: una posibilidad de proyectarse en Europa, reconectar con sus raíces y, en muchos casos, abrir nuevas oportunidades laborales y educativas.
A partir de ahora, ese derecho se restringe, pero no desaparece del todo. La comunidad de descendientes, las asociaciones italianas y los especialistas en ciudadanía ya se están reorganizando para responder a esta nueva etapa, que promete ser mucho más desafiante.