Oklahoma City Thunder hizo historia al consagrarse campeón de la NBA por primera vez bajo su actual denominación, tras vencer a Indiana Pacers por 103 a 91 en el séptimo juego. El conjunto dirigido por Mark Daigneault sacó ventaja en la segunda mitad del partido, aprovechando la localía y el impulso de su gente.
Este título marca el primer anillo para la franquicia desde su mudanza a Oklahoma en 2008. Su única final previa había sido en 2012, con derrota frente al Miami Heat liderado por LeBron James. Como Seattle Supersonics, la franquicia había logrado su único campeonato en 1979.
El gran protagonista de la noche fue Shai Gilgeous-Alexander, quien cerró su espectacular temporada con una actuación decisiva: 29 puntos y 12 asistencias para liderar a los Thunder y coronarse también como el Jugador Más Valioso (MVP) de la temporada. El canadiense fue la figura de un equipo que terminó como el mejor clasificado del Oeste y confirmó su favoritismo en la serie.

Del lado de Indiana, los Pacers sorprendieron con una campaña inolvidable, marcada por grandes remontadas en los playoffs. Sin embargo, sus aspiraciones se vieron golpeadas en el primer cuarto del juego decisivo, cuando su jugador franquicia, Tyrese Haliburton, sufrió una lesión que lo obligó a salir del partido entre lágrimas y sin poder apoyar la pierna. Sin un parte médico oficial aún, las imágenes fueron alarmantes.
Con este campeonato, Oklahoma City Thunder se suma a la tendencia reciente de paridad en la NBA: es el séptimo campeón distinto en los últimos siete años, en una liga que no ve un bicampeón desde los Golden State Warriors en 2018.
Los Thunder, liderados por Gilgeous-Alexander y un sólido núcleo de talentos emergentes, escribieron una página dorada en su historia y se consolidan como uno de los equipos con mayor proyección en el futuro inmediato de la NBA.