La sal es tan indispensable para acentuar sabores que no puede faltar ni en las recetas dulces. Pero, ojo, porque tiene un enemigo: la humedad. En cuestión de nada, ese polvo fino y suelto que conocemos se transforma en una masa grumosa y dura, imposible de usar justo cuando la necesitás.
Esto pasa porque es "higroscópica", un término elegante para decir que absorbe agua del aire como si fuera un imán. Y si vivís en Buenos Aires, ya sabés que la humedad está siempre al acecho, sobre todo en los días de lluvia o con cambios bruscos de temperatura. Y en verano, ni hablar. Pero no desesperes, que hay formas sencillas y efectivas para mantener tu sal en su punto justo.

Los mejores trucos para que la sal no se humedezca
- Usá envases de vidrio herméticos: El vidrio es la mejor opción, porque el plástico suele absorber la humedad. Además, el cierre hermético es clave para evitar que el agua que flota en el aire arruine tu sal.
- Guardala en un lugar fresco y seco: Evitá ponerla cerca de ventanas, la heladera o la pileta. Básicamente, cualquier lugar donde pueda “respirar” humedad está prohibido.
- Salero bien seco: Si recién lo lavaste, asegurate de secarlo a conciencia antes de llenarlo. Usá papel de cocina para eliminar cualquier gota rebelde.
Qué poner dentro del salero para que se mantenga seca
Una costumbre clásica e infalible es pone algunos elementos dentro del salero que ayudan a combatir la humedad y que se mantenga seca.
- Metele granos de arroz: Este es el truco más conocido y usado en los restaurantes. Poné una cucharadita de arroz de grano largo. El arroz absorbe la humedad y deja que la sal tenga la consistencia que corresponde. ¿Ya está hecha un bloque? El arroz también sirve para “resucitarla”.
- Probá con granos de café: Otra opción, además del arroz, es usar granos de café enteros (nada de molido). Estos también absorben humedad, aunque pueden dejarle un toque de aroma, pero nada grave.

- Perejil seco o clavo de olor: Picá perejil seco o clavos de olor, llená un cuarto del recipiente y completá con sal. Mezclá todo y listo. Eso sí, estos ingredientes le dan un aroma especial, así que pensá si combina con lo que cocinás.
- Porotos secos: Si preferís algo que no altere para nada el gusto, los porotos secos son ideales. Blancos o rojos, cualquiera funciona para mantener tu sal libre de humedad.
Ahora que conocés estos trucos, no hay excusas para que la sal se transforme en un bloque inutilizable. Adoptá el que mejor te funcione y despedite de la lucha contra la humedad. ¡A cocinar sin dramas!
