Un operativo en la Puna jujeña dejó al descubierto un clan familiar que se dedicaba a la extracción ilegal de oro. Los 12 integrantes fueron detenidos en un campamento escondido a 4.000 metros de altura, donde tenían todo armado para operar a lo grande: camionetas de alta gama, maquinarias de última tecnología y generadores de alta potencia.
Aproximadamente 180 policías desmantelaron un grupo que sacaba oro de forma clandestina en un lugar casi inaccesible. Lo que encontraron no tiene nada de precario, llevaban tiempo ahí y estaban muy bien organizados.
Según las autoridades, el campamento estaba lejos de ser improvisado. Había construcciones de ladrillo, acceso a agua potable y equipos capaces de excavar hasta 300 metros por día. Se cree que trabajaban los fines de semana y no se descarta que tengan algún contacto internacional que los financiaba.

El fiscal Alberto Mendivil, a cargo del caso, explicó que los allanamientos se hicieron en Abra Pampa, La Quiaca, Orosmayo, Liviara y en esta zona remota donde estaba el campamento base. “Es un lugar prácticamente inhóspito, de muy difícil acceso. Llegamos hasta ahí después de una denuncia y de iniciar una investigación de oficio. Por ahora hablamos de un grupo familiar, pero no sabemos hasta dónde puede llegar esto”, señaló.
Según informó el medio local Todo Jujuy, la investigación detectó valores que ascienden a 60 millones de pesos, de los cuales “ninguno puede acreditar la titularidad”. En ese sentido, se cree que detrás de la maniobra podría existir un lavado de activos.Además, se investigan desvíos de agua de un arroyo en la zona, lo que agrava los delitos cometidos por la presunta banda de mineros clandestinos.
Los involucrados fueron imputados por asociación ilícita, robo, desobediencia judicial y desvío de aguas, remarcó el fiscal, quien también reveló que el oro extraído se encontraba en forma de pepitas.