El temor volvió a instalarse con fuerza en los mercados financieros. Este lunes, el índice VIX, conocido como el “índice del miedo” por medir la volatilidad implícita en las opciones del S&P 500, escaló hasta la zona de los 55 puntos, un nivel que no se veía desde los momentos más álgidos de la pandemia en 2020. En algunos tramos de la jornada, llegó incluso a rozar los 60 puntos, marcando un claro estado de pánico entre los inversores.
La suba del VIX se dio en paralelo con un desplome generalizado del mercado estadounidense. El S&P 500 se derrumbó un 10,5% en apenas dos ruedas, lo que equivale a una pérdida de capitalización bursátil superior a los 5,4 billones de dólares. La ola de ventas se replicó en los principales mercados de Europa y Asia, donde los índices también registraron caídas mayores al 6%, arrastrados por la incertidumbre.
El índice VIX, desarrollado por Cboe Global Markets, funciona como un termómetro de la tensión en Wall Street. Cuando supera los 30 puntos, ya se considera que hay una volatilidad elevada; pero al romper la barrera de los 50, el mercado entra en terreno de alarma, una señal de que los inversores están corriendo hacia activos de refugio.
Este fenómeno fue acompañado por una lectura crítica del Fear & Greed Index de CNN, otro indicador que refleja el sentimiento de mercado. El índice cayó hasta los 4 puntos, en la zona de “miedo extremo”, lo que refuerza la idea de un clima dominado por la aversión al riesgo y las estrategias defensivas.

Analistas citados por medios como Reuters, Barron’s y TradingView coinciden en que el salto en los niveles de volatilidad refleja la preocupación de los inversores por un escenario de corrección prolongada, en un contexto donde los datos económicos comienzan a mostrar señales mixtas y crecen las especulaciones sobre la respuesta de los bancos centrales.
Algunos expertos advierten que estos episodios suelen dar paso a lo que en la jerga bursátil se conoce como "rallies de los tontos", es decir, rebotes temporales dentro de una tendencia bajista. Sin embargo, la cautela se mantiene como la principal estrategia mientras el mercado busca un piso.