En medio de la crisis global por el colapso de los mercados producto de la guerra tarifaria entre Estados Unidos y China, y un gobierno de Milei que parece sólo recibir golpazos desde el escándalo de la criptomoneda $LIBRA, el universo peronista pareciera estar encerrado entre cuatro paredes, en el marco de una interna que pocos dicen comprender.
En esta contienda se enfrentan dos tribus, la del gobernador bonaerense Axel Kicillof, y su exmentora y dos veces Presidente de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner, ahora al frente del PJ nacional. Esta interna fue escalando poco a poco, hasta llegar a niveles imprevistos por cualquier analista político, donde podría ocurrir que la propia Cristina se enfrente al armado de Kicillof en las elecciones legislativas bonaerenses.
Hasta hace no mucho tiempo, Kicillof era considerado un satélite de Cristina Kirchner. Y no sólo eso, fue su "invento político". De ser un académico inserto en la política universitaria, pasó por decisión de Cristina Kirchner a distintos puestos de dirección en empresas estatales o con capitales del estado como Aerolíneas Argentinas y Siderar, hasta que al inicio de su segunda presidencia lo designó como Secretario de Política Económica, pasando a integrar formalmente parte de su Gabinete. Desde allí ascendió hasta el cargo de ministro de Economía a fines de 2013, puesto que mantuvo hasta el final del mandato de Cristina Kirchner.
Ya en la oposición, Kicillof fue electo diputado nacional por la Ciudad de Buenos Aires en el año 2015 y en 2019 fue electo gobernador de la provincia de Buenos Aires, cargo que ostenta hasta hoy y por el que fue reelecto en 2023. Cada uno de estos cargos los consiguió con el aval de su mentora, quien peleó en las distintas negociaciones para que el fuera el candidato del peronismo.
Ahora bien, ¿cuándo comenzó la ruptura? Las primeras tensiones públicas tuvieron lugar en septiembre de 2023. Tras la derrota en las PASO presidenciales ante nada menos que Javier Milei, Kicillof convocó a Juan Grabois y a Ofelia Fernández a realizar un acto en la Universidad Nacional de la Plata (UNLP) en la que dio indicios de querer tomar el "bastón de mariscal" (en referencia a una frase que había lanzado Cristina Kirchner en una de sus famosas clases magistrales allá por inicios del 2023) y buscar componer una nueva música para el peronismo.
Allí, Kicillof afirmó que había que darle a la campaña electoral un "carácter generacional y de época nueva" porque sino "tiene un tufillo a esas bandas de rock que tocan los viejos grandes éxitos". "Va haber que componer muchachos, va a haber que componer una nueva", exclamó el gobernador en aquella ocasión.
Rápidamente, La Cámpora salió a apagarle la música. El líder de la organización, Máximo Kirchner le respondió con un frase fuerte: "No me dedico a la música, soy dirigente y militante". Y lo escoltaron la intendente de Quilmes, Mayra Mendoza, quien recurrió a un tema del Indio Solario que difundió en redes, y la senadora Juliana Di Tullio, quien dijo que Cristina "sigue siendo la conducción política" del peronismo.
A inicios de 2024 distintas figuras del armado del gobernador comenzaron a organizar un operativo para elevar a Kicillof como figura nacional que confrontase con Milei. Sin reelección en la provincia de Buenos Aires, su armado comenzó rápidamente a construir su candidatura para 2027. Algo que del otro lado no vieron con buenos ojos.
El conflicto volvió a cubrir la escenas tras unas fuertes declaraciones de Andrés Cuervo Larroque, exCámpora y actual ministro de Desarrollo de la Comunidad de la provincia de Buenos Aires, quien en un acto en la Quinta de San Vicente del que participó Axel Kicillof y varios intendentes dijo que quien osara criticar contra el gobernador "no está jugando a favor del peronismo" y, acto seguido, lanzó una contundente crítica al modelo de conducción de Cristina Kirchner.

"¿Qué significa la conducción de Cristina? ¿Qué es la conducción de Cristina? ¿Que tres ñatos te manden un WhatsApp?", reprochó Larroque. Y amplió: “Yo no quiero esa conducción de Cristina, quiero la conducción con movimiento popular, cuadros auxiliares de conducción, mesas de discusión, con debate, con programa, con método y movilización”.
Su declaración encendió la mecha y volvió a salir al cruce Mayra Mendoza, quien entre cuatro paredes se especula que podría ser la candidata de La Cámpora para pelear la gobernación bonaerense en 2027. "No tengo palabras ante esa falta de respeto", dijo Mendoza en aquella ocasión. También respondió el senador nacional Mariano Recalde, quien dijo que "el que cuestiona a Cristina anda en algo rarísimo".
Mientras tanto, Kicillof respondía en off que él no tenía nada que ver con los dichos de Larroque y que el funcionario habló por su cuenta. Ni Cristina ni Máximo salieron a contestar, por lo la disputa rápidamente desescaló.
Con el gobernador y Máximo Kirchner en público silencio, el conflicto se delegó a funcionarios e intendentes. Con Jorge Ferraresi a la cabeza, distintos intendentes continuaron con los actos en favor del gobernador, algo que no gustaba nada a los jefes municipales del camporismo.

Cuando la disputa parecía pasar por debajo del radar los cuestionamientos estallaron en el lugar menos esperado. Durante el mes de junio, Mayra Mendoza trató de "cagón" a Ferraresi frente a otros intendentes en una reunión organizada en La Plata por la firma de contratos de leasing con la Provincia. Los otros 8 funcionarios, Kicillof y otros integrantes de la gobernación miraron atónitos la escena.
El conflicto se dio porque Ferraresi organizó un acto el día anterior en Bernal (partido de Quilmes) con otros dirigentes peronistas enfrentados a La Cámpora. Ese accionar fue interpretado por la intendenta de Quilmes como una provocación. Ferraresi, por su parte, lejos de esquivar el conflicto, redobló la apuesta e hizo otro acto de similares características el viernes en Lanús, distrito a cargo de Julián Álvarez, otro camporista.

Una vez más, Kicillof buscó quedar por fuera de la discusión, a pesar de que los actos tuvieran como objetivo levantar su figura. Sin embargo, en los flyers repartidos para promocionar el evento de Quilmes no había ninguna mención al economista, sino el slogan "La patria no se vende".
Finalmente, La Cámpora decidió realizar su propio acto. A finales de septiembre, Máximo Kirchner fue el único orador en el microestadio del club Atenas, que reunió a a intendentes, dirigentes y a la militancia. Allí, criticó el modelo económico de Milei y reclamó "basta de Sciolis" en la dirigencia peronista. Sin embargo, su mensaje fue opacado por un cántico que vino desde la tribuna. "Si querés canciones nuevas, te presto las mías", corearon los militantes de la agrupación.
Cristina Kirchner miraba desde afuera lo que parecía ser un conflicto entre Kicillof y La Cámpora. Pero comenzado el mes de octubre decidió romper el tablero y anunciar su candidatura a la presidencia del Partido Justicialista nacional. Hasta entonces, quien buscaba ostentar ese cargo era el gobernador de La Rioja, Ricardo Quintela, que contaba con el apoyo del armado de Kicillof, por más que el gobernador bonaerense nunca se expresó públicamente al respecto.
Tras el anuncio de Cristina, Quintela no bajó su candidatura, y lo que esperaba la expresidente era una definición del gobernador, sobre el que pesaban los cuestionamientos porque La Cámpora denunciaba que sus intendentes juntaban avalas para el riojano en sus distritos.

Días después se realizó una cumbre entre Cristina y Kicillof. Los dirigentes se reunieron a puertas cerradas y hablaron durante más de tres horas. El encuentro se dio en un duro hermetismo del que hubo pocos trascendidos. Por lo que se sabe, la expresidente buscó el apoyo del gobernador para tomar las riendas del PJ pero éste evitó dar definiciones claras. Tras la reunión el propio entorno de Kicillof negó que el encuentro se haya concretado.
Dos días después gobernador protagonizó un acto por El día de la Lealtad el 17 de octubre en el que evitó confrontar con Cristina e hizo un llamado a la unidad. "Mi opinión es muy sencilla: unidad, unidad y unidad", dijo contundente. Además, defendió a la expresidente en el marco de la Causa Vialidad y aseguró que "los mejores días fueron con Cristina".
"No me interesa disputar ninguna interna, mi responsabilidad y mi mandato es el de conducir un gobierno que está dispuesto a ofrecer a los bonaerense un escudo a lo que está haciendo Milei", continuó, mientras el público cantaba "Axel presidente".
Los dichos de Kicillof no le gustaron nada a Cristina, quien decidió salir con un lanzallamas, también porque el riojano Quintela no contestaba sus llamados . En un encuentro reservado en la sede de SMATA, la expresidente comparó a Quintela con Judas y al gobernador bonaerense con Poncio Pilato (un gobernador romano quien, según la narrativa de los Evangelios, se "lavó las manos" y dejó morir a Jesús).
"Los Poncio Pilatos y los Judas en el peronismo no van más", disparó indignada frente a sindicalistas, dirigentes e intendentes, blanqueando así su malestar con Kicillof por no haberse pronunciado a favor suyo.
Además, por primera vez identificó a Kicillof como el responsable detrás de la insistencia de la candidatura de Quintela: "El que tiene que hablar con Quintela es Axel, que es el que lo apoya. Son sus ministros los que están buscando avales para él".

Tras ello, la relación entre Cristina y Kicillof quedó muy golpeada. Ya nadie podía decir que se trataba de un conflicto exclusivo con Máximo Kirchner o con La Cámpora. A pesar de los amagues de Kicillof, la expresidente lo había subido al ring y mostró a ojos de todos que se ubican en bandos separados.
El final de la interna del PJ es conocida, Axel decidió no pronunciarse por ninguno de los dos candidatos y Cristina y Quintela armaron listas separadas. Al presentar los avales, se impugnó la lista de Quintela por no haber contado con el mínimo suficiente para habilitar su candidatura. El riojano fue a la Justicia y la jueza Servini consideró que Quintela no contaba los requisitos necesarios para competir por lo que sólo validó la lista de Cristina quien finalmente se proclamó como presidente del PJ.
El 23 de febrero, Kicillof armó formalmente su propia tribu, que se suma a las de La Cámpora y el Frente Renovador. Bajo el nombre Movimiento Derecho al Futuro, reagrupó a una serie de intendentes y dirigentes bonaerenses. Más allá de la oficialización del espacio, desde su entorno aclararon que no se iban del peronismo y que aspiraban a ir a las elecciones en una lista de unidad.

El último capítulo de esta interna se dio en el marco de la discusión en torno al desdoblamiento de las elecciones de la provincia de Buenos Aires respecto a los comicios nacionales. Esta discusión se dio desde comienzo de año y fina que se dio desde comienzo de año. Esta discusión volvió a poner a Cristina y Kicillof en veredas o puestas. Mientras que el gobernador se posicionaba en favor del desdoblamiento la expresidente pretendía la concurrencia, es decir, que ambas elecciones se realizaran el mismo día.
Kicillof argumentaba que tras haberse aprobado la Ley de Boleta Única a nivel nacional, de haber elecciones concurrentes los bonaerenses tendrían que ir a votar con dos modalidades distintas, lo que dificultaría, en términos logísticos, la votación. Desde el kirchnerismo, por el contrario, sostenían que la boleta única no iba a generar tal dificultad y que desdoblar la elección tendría como efecto que la campaña se centrase en la gestión de los intendentes y el gobernador; mientras que en elecciones concurrentes, el eje del debate sería el gobierno de Milei.
Con el correr de los meses, la discusión se fue acrecentando, reflejando la distancia entre ambos bandos. El 12 de marzo, Kicillof dio una entrevista a Pedro Rosemblat en el canal de streaming Gelatina, con el fin de dar claridad sobre su relación con Cristina a una militancia harta del internismo y que no termina de entender los motivos de la disputa.

Sin hacer mencionar el debate sobre el desdoblamiento, el gobernador reconoció en la entrevista que no mantiene contacto con Cristina Kirchner y dejó en claro sus diferencias con el kirchnerismo. Entre otras cosas cuestionó la designación de Alberto Fernández como candidato en 2019 y apuntó contra la falta de autoridad de su gobierno.
"Tuvimos un presidente que no tenía autoridad. Obvio que le pongo responsabilidad a Alberto, pero como esquema, como diagrama, no creo que en lo que viene alguien vote a un presidente sin autoridad", dijo en aquella ocasión. De esta manera, Kicillof dejaba en claro que no quiere ser otro Alberto Fernández, y en caso de apostar por la presidencia, buscará no compartir el liderazgo del peronismo.
Con el correr del tiempo, la discusión sobre el desdoblamiento de las elecciones se acrecentó. En la legislatura bonaerense, la senadora Teresa García, que responde a Cristina Kirchner, presentó el 27 de marzo un proyecto para suspender las PASO en la provincia y fijar elecciones concurrentes, tal como pretende el kirchnerismo.

”Lo que no puede pasar es que un cambio en el calendario o en la forma en que se organiza la elección sea percibida por la población como una manipulación intencionada de un sector político en la búsqueda de su propio beneficio”, dijo García.
La decisión no cayó nada bien en el entorno de Kicillof. Larroque respondió que había que "ordenar la estrategia alrededor del gobernador, que es quien revalidó la elección por 20 puntos de diferencia y se ha bancado más de un año de gobierno de Milei confrontando sin concesiones".
El 4 de abril Teresa García lanzó una fuerte advertencia: "Si el desdoblamiento se plantea como una cuestión irrefutable, Cristina será candidata provincial". De esta manera dejó en claro que en caso de primar la posición del gobernador Cristina se presentaría como candidata a diputada en la tercera sección electoral de la provincia de Buenos Aires.
Presionado por la situación, el pasado lunes Kicillof decidió profundizar su confrontación con Cristina Kirchner y por decreto fijó el desdoblamiento de las elecciones. La decisión llegó tras un tenso encuentro a puertas cerradas entre el gobernador, el jefe del PJ bonaerense Máximo Kirchner y el líder del Frente Sergio Massa.

En conferencia de prensa, el gobernador fundamentó su decisión repitiendo el mismo argumento que sostuvo a lo largo de las semanas: "votar el mismo día combinando dos modalidades distintas sería un caos", por lo que decidió separar las elecciones locales de las nacionales y fijar como fecha de los comicios provinciales el 7 de septiembre.
Al día siguiente, Mayra Mendoza hizo un rally mediático para marcar la postura kirchnerista. Entre otras cosas, le criticó a Kicillof que "uno no se puede manejar de forma individual y de modo caprichoso”. Y agregó: "Desde nuestro lugar no hay pelea. El que rompe algo es Axel. Nosotros queremos unidad y una sola elección. ¿Cuál es la diferencia que tiene con Cristina para no respetar?".
Sobre el anunció, Mendoza declaró que "no era lo que habíamos quedado" y sentenció: "Cristina lo planteó claramente: si había desdoblamiento ella estaba dispuesta a ser candidata. Nosotros entendemos que si hay diferencias las diferencias las tiene que dirimir una elección, la gente tiene que elegir. Cada uno tendrá sus representantes”.
Tras sus dichos, salió a responderle Larroque quien acusó a La Cámpora de querer dar un golpe institucional contra Kicillof y pretendió contra toda evidencia, desligar a Cristina Kirchner del conflicto.

“Hay movimientos que hablan a las claras de un golpe institucional en la provincia de Buenos Aires. Nos dejaron sin presupuesto, sin endeudamiento, sin fiscal ni impositiva a fin de año. La Cámpora articuló todo ese movimiento. Nosotros lo que hicimos fue disimular todo este tipo de situaciones en aras de la unidad; ahora, si van a traspasar todos los límites, hablemos las cosas con claridad”, afirmó el funcionario.
En cuanto a la postura de la expresidenta, sostuvo que Cristina Kirchner es “rehén del grupito de Máximo”, y lamentó: “Observamos decisiones que no se corresponden con su conducta histórica”.
Ahora Kicillof busca ajustar el espacio del Movimiento Derecho al Futuro, por lo cual continúa manteniendo reuniones políticas con sus dirigentes cercanos e insiste en llegar a una instancia de unidad con las otras tribus del peronismo: el kirchnerismo y el Frente Renovador.
Mientras tanto, desde el kirchnerismo ven dos escenarios posibles. O bien competir internamente con Cristina de candidata por la tercera sección electoral o insistir con el proyecto de Teresa García para suspender las PASO y hacer las elecciones concurrentes, dejando sin efecto el decreto de Kicillof.
Cómo continuará la interna del peronismo es algo que no queda claro. Lo que no hay lugar a dudas es que no se trata de una interna con un fuerte contenido ideológico. No hay una discusión ni política ni económica; por el contrario, se trata de una disputa por el liderazgo del peronismo. Kicillof busca ser el candidato presidencial pero encolumnando al resto del peronismo detrás de él y bajo el reconocimiento de su liderazgo. Mientras que Cristina Kirchner considera que Axel ganó la gobernación gracias a ella y con sus votos, por lo que su liderazgo no es discutible.