El ex alcalde del Municipio A en Montevideo, Jorge Meroni, fue denunciado por su secretaria ante la Policía por haber sufrido abuso sexual y acoso. Anteriormente también se había presentado en la Comisión de Ética de la agrupación y renunció a su cargo.
Luego de una reunión del Consejo Municipal, Meroni renunció al cargo sin dar demasiadas explicaciones por recomendación de su abogado. En este contexto, en el Consejo consideraron que “ya había elementos suficientes” para pedirle su renuncia.
La joven denunció a través de su abogado Ignacio Durán, diferentes situaciones de violencia de género y acoso sexual a las que fue sometida durante su relación laboral con Meroni. El ex alcalde llegó a tocarle el cuerpo, tratar de besarla y otros abusos constantes y cotidianos.
Ambo se conocieron a través de la esposa de Meroni, Cecilia Cairo, que trabajaba junto a la denunciante en el programa Plan Juntos. Cuando Meroni iba a buscarla, aprovechaba para conversar con la joven por varios minutos "en forma amigable". Cuando ganaron confianza fue invitada a formar parte de la agrupación política llamada “Negro Franco”, de cara a las elecciones nacionales.
“En ese marco fue que su relación conmigo se volvió algo obsesiva" -escribió la denunciante-"manifestándose principalmente en el énfasis con que realizaba la división de los grupos de militancia, poniéndome siempre junto a él”.
Llegué a tener que soportar lengüetazos en la oreja y en cuello.
También, denunció que en su discurso manifestaba violencia de género ya que le decía a ella y una compañera que eran "suyas" a viva voz: "Como si fuese nuestro dueño, cosa que nos generó gran molestia e indignación”. Para evitar quedarse a solas con Meroni, la denunciante pedía ayuda a su colega que "buscaba alguna excusa laboral para estar presente junto a mí y yo hasta la acompañaba al baño para evitar estar un tiempo a solas con él”
“Tu culo es solo mío y solo yo lo puedo tocar; mañana andá con el pantalón blanco con rajas negras que me encanta… Y con colalés me muero”, denunció que le decía Meroni en el escrito.
Y agregó: “Me tocaba la cola, se acercaba indebida, inapropiada e innecesariamente hacia mí, me saludaba con un beso que buscaba aproximarse lo más posible a mi boca y ante mi negativa con movimiento de cara, llegué a tener que soportar lengüetazos en la oreja y en cuello".
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