Raízen avanza en la producción de diésel renovable en Argentina luego de conseguir una certificación de la Unión Europea y el Reino Unido que lo avala. Un paso que se inserta en un marco de creciente alerta sobre la crisis climática y de fuertes cuestionamientos al modelo energético tradicional, basado en la explotación de hidrocarburos.
Las alarmas provenientes de las organizaciones comunitarias, los científicos e incluso los organismos internacionales sobre el daño ambiental que genera la explotación de hidrocarburos llevó a las grandes empresas del sector a responder al clima de época a través de la inversión en energías renovables y otros procesos alternativos. Uno de ellos es la producción de diésel de origen renovable, que no es exactamente lo mismo que el biodiésel.
La principal diferencia radica en el proceso productivo. El llamado diésel renovable o diésel verde se genera por “hidrotratamiento”, consistente en tratar aceites vegetales con hidrógeno para obtener un producto “químicamente idéntico al diésel de origen convencional o fósil, y por lo tanto con idénticas propiedades de calidad y performance, pero con menor huella de carbono”. En cambio, en la producción del biodiésel se emplea metanol y el resultado presenta algunas diferencias con el diésel convencional. Así lo explican fuentes de Raízen Argentina.

En Argentina, la producción de biodiésel se disparó en 2007, luego de que el año anterior se sancionara la Ley de Fomento de los Biocombustibles, marco regulatorio que fue actualizado por última vez en 2021. La mayor virtud que se les aduce es la no generación de emisiones de carbono cuando se emplea el producto final como combustible en los vehículos.
Con el correr de los años, el diésel vegetal comenzó a recibir cuestionamientos por el proceso previo a la obtención final del producto: estos tipos de combustibles se obtienen con soja, cuyo cultivo implica procesos como la deforestación y los cambios en el uso del suelo. En respuesta a estas inquietudes, desde Raízen aseguran que la certificación otorgada por la UE, denominada ISCC, garantiza la “trazabilidad” del proceso. Diario Con Vos conversó al respecto con fuentes de la empresa.
En su comunicado, mencionan que el diésel renovable es elaborado a partir del coprocesamiento de aceite de soja. ¿En qué parte del territorio se produce esa soja? ¿La adquieren a través de ciertos proveedores? ¿Podrías dar más detalles sobre el proceso de elaboración en general?
La materia prima que se utiliza actualmente es aceite de soja, proveniente del complejo agroindustrial nacional que procesa las semillas y las convierte en aceite, y a futuro podrían utilizarse también otros tipos de cultivos. El aceite de soja que procesamos también cuenta con una certificación que garantiza su trazabilidad y consecuente reducción de huella de carbono. La disponibilidad de aceites vegetales en el mercado nacional es muy grande (Argentina es uno de los principales exportadores de aceite de soja en el mundo, con alrededor del 20% de la producción global), por lo que hay potencial para cubrir una demanda creciente de este producto lo que genera una oportunidad para el desarrollo del sector agrícola en nuestro país. La elaboración de este combustible ocurre en nuestra refinería ubicada en Dock Sud.
¿Está entre sus planes aprovechar los desechos de otros procesos productivos para generar este tipo de combustible? ¿O por ahora se basarán principalmente en la soja?
La materia prima que se utiliza actualmente es aceite de soja, sin embargo, a futuro podrían utilizarse también otros tipos de cultivos. Entre dichos cultivos que estamos evaluando se encuentran la colza, la camelina y la carinata.

Raízen tiene participación en otros proyectos hidrocarburíferos en la Argentina como las perforaciones para obtener petróleo o el fracking en Vaca Muerta. ¿La idea es ir abandonando esas modalidades de altas emisiones de Gases de Efecto Invernadero para pasar a estas otras y a la producción de energías renovables?
La incorporación de estas materias primas para producción de diésel no reemplaza el procesamiento de crudo, sino que lo complementa, permitiendo incrementar la producción de diésel a la vez de reducir la huella de carbono asociada. Por otro lado, como este diésel de origen renovable tiene idénticas propiedades al diésel de origen fósil, se mantiene la posibilidad del agregado de biodiesel (FAME) en las proporciones/cortes habituales según normativa vigente.
El diésel de origen vegetal, al tener idénticas propiedades que el diésel de origen fósil, se puede mezclar en cualquier proporción con el mismo e incluso podría usarse al 100% en cualquier vehículo. La idea es que ambos convivan y se complementen, y con el correr del tiempo podamos ir incrementando la proporción de renovables.
El reemplazo por completo de la producción de diésel de origen fósil por diésel de origen vegetal implicaría una reconversión muy significativa de toda la cadena de producción y suministros, por lo que se espera una evolución gradual en lugar del reemplazo total.
Este paso en Dock Sud de Raízen, ¿Implica la creación de nuevos puestos de trabajo?
Este es un paso que estamos dando en Raízen hacia la descarbonización de nuestros procesos y productos, y con el correr del tiempo esperamos incrementar la proporción de renovables en nuestra cartera. A medida que se vaya logrando esta mayor escala, es esperable que se puedan generar nuevos puestos de trabajo en toda la cadena de valor involucrada, desde el cultivo hasta su procesamiento final.
¿Cuánta energía se necesita para producir diésel renovable y de qué fuentes va a provenir?
El ciclo productivo del diésel de origen vegetal comienza con el cultivo de la semilla, continúa con la producción del aceite vegetal, y culmina con la transformación de ese aceite en el diésel. Este ciclo conlleva un consumo de energía, y por lo tanto genera una determinada emisión de gases de efecto invernadero. Por otra parte, como las moléculas de diésel de origen vegetal tienen idénticas propiedades de calidad y performance que las de origen fósil, las emisiones asociadas al uso final de este combustible en los motores son equivalentes, pero al ser de origen renovable estas emisiones se compensan con el carbono capturado durante el cultivo de la soja.
La certificación obtenida por Raízen demostró que el diésel de origen vegetal tiene una huella de carbono 80,4% menor en dicho ciclo de vida completo del producto, respecto de su homólogo fósil.

La producción agropecuaria está vinculada a fuertes emisiones de Gases de Efecto Invernadero, así como a deforestación y cambios en el uso de la tierra que acarrean consecuencias negativas tanto en lo social como en lo ambiental. Se habla de la destrucción de ecosistemas naturales y del impacto del transporte, que pueden terminar generando daños de igual magnitud que los que se pretende evitar. ¿El rumbo de Raízen hacia la producción de diésel renovable contempla esta situación?
La agenda climática está intrínsecamente relacionada a nuestro negocio, ya que liderar la transición energética, como hacemos en Raízen, incluye diversificar la cartera y aumentar el volumen disponible de combustibles renovables bajos en carbono. El avance en la producción de diésel de origen vegetal constituye un paso significativo en este sentido.
La certificación lograda asegura la trazabilidad del proceso y proporciona el cálculo de la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. ISCC es uno de los esquemas alineados con la Directiva de Energías Renovables (RED II) de la Unión Europea y el Reino Unido, y su certificación está enfocada en respaldar cadenas de suministro sostenibles, totalmente trazables, libres de deforestación y respetuosas con el clima.
(La) Cadena de Custodia, garantiza que todo el proceso de producción, desde la materia prima hasta el producto final, cumpla con los estándares de sostenibilidad. Esto implica una trazabilidad completa para asegurar que el diésel de origen vegetal ha sido producido conforme a las normas establecidas. (También se hace un) uso responsable de recursos: (se) verifica que se utilicen prácticas responsables en la obtención de materias primas, lo que incluye aspectos como la gestión sostenible de los recursos naturales y el respeto por los derechos laborales.