El algodón es un cultivo de vital importancia para las provincias del NEA, llegando a ser una de sus principales economías regionales. Pero cuenta con serios desafíos para su desarrollo y un de ellos es la plaga del picudo algodonero, un insecto sumamente destructivo para las plantaciones.
Es por eso que el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) trabaja actualmente en el desarrollo de plantas de algodón que tengan la capacidad de resistir los ataques del picudo. Para esto, firmaron un convenio científico-tecnológico con representantes de las cuatro provincias algodoneras: Chaco, Formosa, Santiago del Estero y Santa Fe.
Así, en 2019, un equipo de investigadores del Instituto de Genética del INTA generó las primeras plantas transgénicas de algodón en la Argentina. Estas plantas llevan en su genoma un sistema para producir una molécula de ARNi dirigida a controlar el avance del picudo del algodonero, bloqueándole el metabolismo de una enzima crucial para su crecimiento y desarrollo.

"Resultados preliminares del módulo encargado del desarrollo de plantas ARNi indicaron que las plantas tienen una arquitectura y un desarrollo normales y son fértiles", indicaron desde el INTA.
En este sentido, la investigadora del Instituto de Genética del organismo nacional, Laura Maskin, sostuvo que “los análisis a nivel molecular demuestran que las moléculas de ARNi que interfieren con el metabolismo del picudo, se producen correctamente en las células de la planta”.
Picudo del algodón: "Resultados alentadores"
Una vez que este desarrollo fue llevado al campo, se comenzaron a ver los primeros resultados, los cuales, a priori, son positivos.
“Estos alentadores resultados nos permiten avanzar hacia la siguiente etapa, centrada en analizar el impacto de estas plantas en los insectos que se alimentan de ellas”, dijo Maskin.

Específicamente se evaluará su crecimiento, desarrollo, capacidad reproductiva y viabilidad. Para ello, se iniciaron bioensayos de desafío (exponiendo las plantas ARNi a los insectos) en condiciones controladas en el invernáculo de bioseguridad del Instituto de Genética.
“El desarrollo de la tecnología del ARNi para anular la acción de genes específicos dirigida al control de plagas refleja una apuesta decidida por la innovación. El INTA reafirma su compromiso, aprovechando su talento humano y su excelencia en investigación para beneficiar a los productores agropecuarios locales y fortalecer el sistema agropecuario argentino”, concluyó la especialista.