La crisis económica se acentúa día a día y poco importan los precios de los alimentos cuando nadie tiene dinero para comprarlos. En este sentido, el consumo argentino de carne vacuna continúa cayendo y ya está en el nivel más bajo de los últimos 30 años.
De acuerdo al informe de la Cámara de la Industria y el Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina (CICCRA) el consumo aparente de carne vacuna entre enero y mayo de este año habría sido de 860.100 toneladas res con hueso, ubicándose 14,9% por debajo del registro correspondiente a enero-mayo de 2023 (-151.000 toneladas).
Esto quiere decir que, dejando de lado a los primeros cinco meses de 2020, esta fue la menor cantidad de las últimas tres décadas.
Por lo cual el consumo aparente de carne vacuna por habitante habría sido equivalente a 44 kilos por año en enero-mayo de 2024, quedando 15,9% por debajo del promedio correspondiente a enero-mayo de 2023 (-8,3 kg/hab/año).

El problema no es el precios de la carne vacuna
Si bien de acuerdo al Índice de Precios al Consumidor (IPC) de mayo que elabora el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) los precios de los alimentos y bebidas no alcohólicas quedaron 0,6 puntos porcentuales por encima del índice general, la carne no fue el principal responsable.
En relación a esto, la categoría "carnes y derivados" registró un aumento en mayo del 2,7%, quedando 1,5 puntos porcentuales por debajo del índice general y 2,1 pp al rubro "alimentos y bebidas no alcohólicas".
Cortes populares como la nalga, cuadril y paleta aumentaron 0,9; 2,8 y 3,1% respectivamente. El asado por ejemplo, no registró variaciones de precios en mayo y derivados de la carne vacuna como las salchichas o el salame marcaron una baja promedio de los precios del 1,2 y 1% respectivamente.
Solo la carne picada común quedó por encima del índice general y de la categoría alimentos, ya que registró una suba del 5,2%.