La inteligencia artificial, hoy en día, es usada por todos los miembros de la sociedad que tienen acceso a internet. Desde los niños, como herramienta lúdica o herramienta de apoyo para realizar tareas escolares -práctica que tiene adeptos y detractores-; hasta el propio equipo de comunicación presidencial de Milei, que se dedica a, cada cierto tiempo, lanzar a la red una nueva imagen alegórica de su gestión creada con IA.
Después del boom de ChatGPT, el resto de las multinacionales que tienen el monopolio de lo que se publica en la red virtual, comenzaron a lanzar su propia IA, como Meta, la megaempresa de Zuckerberg dueña de WhatsApp, Instagram y Facebook, y más recientemente, Google, que lanzó Gemini.
Lo cierto es que, ante la proliferación de la influencia de la IA y de su publicidad, los usuarios todavía están en proceso de exploración de la herramienta digital y de sus virtudes. Ahora existen artistas de IA y hasta propuestas de atención psicológica vía ChatGPT, como la de la presentadora Connie Ansaldi.
Además, a la "amenaza" de la IA se le suman los peligros habituales de navegar por la red: en la era de la posverdad, crecen los discursos de odio y la desinformación, y mayores son los riesgos a los que están expuestos los niños, como el ciberbullying, la ludopatía adolescente y la explotación infantil en línea.
La era de la posverdad
A pesar del uso extendido de internet, muchas personas aún no comprenden del todo los mecanismos que operan detrás de las plataformas digitales, como los algoritmos que seleccionan la información que consumimos o el impacto de nuestros datos en la huella digital o en la economía digital. Esta falta de comprensión nos hace vulnerables a fenómenos como la desinformación y las noticias falsas, que proliferan en internet, comenta en diálogo con Diario Con Vos la periodista y representante de América Latina y el Caribe ante la UNESCO MIL Alliance, Silvia Bacher.
La especialista, a su vez, suma que esta forma de desinformación a la hora de relacionarse con la web "tiene profundas implicaciones sociales y políticas", porque, ante la desprotección, las personas corren el riesgo de ser víctimas de estafas o de "convertirnos en consumidores pasivos, manipulados por flujos de información diseñados para captar nuestra atención sin necesariamente informarnos".
¿Cómo abordar, entonces, el acceso a la información de manera responsable?. Si la tecnología transforma la manera en la que nos comunicamos y la forma en la que nos relacionamos con la información y la cultura, "es crucial desarrollar una alfabetización mediática e informacional" que nos permita ser "ciudadanos críticos, conscientes y responsables en el entorno digital. Tenemos que pensar la alfabetización digital desde un contexto más complejo", apunta Bacher.
Pero, ¿cómo llevar a cabo esta responsabilización sobre lo que se consume en internet?. A la hora de pensar en la alfabetización digital, que incluye adquirir la habilidad técnica para navegar por la red, también requiere, según la especialista, "la capacidad de evaluar la credibilidad de la información", para no caer en fakenews, y "reflexionar sobre los derechos y las responsabilidades que conlleva su uso y participar de manera constructiva en los diferentes espacios digitales y mediáticos".
De esta manera, con un uso responsable, su potencialidad se alcanza por completo y contribuye a la promoción de los derechos humanos, a la inclusión y al desarrollo sostenible.
¿Qué herramientas se pueden aplicar para saber si algo que estoy viendo en internet es real o es fake?
Silvia Bacher: Para combatir la desinformación, es necesario adoptar una actitud crítica, apelar al sentido común pero también saber que existen herramientas diseñadas para verificar la información y utilizarlas. Plataformas como Chequeado, FactCheck entre otras, son útiles para confirmar la autenticidad de noticias o contenidos virales.
Además, es importante conocer las señales de alerta, como la fuente de la información, su fecha de publicación y si otros medios confiables están cubriendo el mismo tema. También debemos prestar atención a las imágenes y videos, que pueden estar manipulados. Por otro lado, la educación para la ciudadanía digital debe enseñar a las personas a entender no solo qué es real y qué es falso, sino también a identificar los intereses detrás de ciertos mensajes y a cuestionar la forma en que la información se presenta. Gran parte de mi trabajo consiste en promover una cultura crítica frente a la información, especialmente en tiempos donde la desinformación puede influir en decisiones personales, sociales y políticas importantes.
A la hora de pensar en la responsabilidad respecto del consumo de información en línea, también aparecen los interrogantes sobre la responsabilidad que los adultos tienen sobre los niños, una franja de población, junto a los ancianos, de las más vulneradas a través de internet.
¿A qué le tienen que prestar atención los padres a la hora de educar a sus hijos en el uso consciente de internet y de las redes?
SB: Es responsabilidad de los adultos —madres, padres y docentes— guiar a los niños y adolescentes en un uso consciente y responsable de internet, teniendo en cuenta tanto los riesgos como las oportunidades que ofrece el entorno digital.
En primer lugar, deben enseñarles sobre la privacidad: cómo proteger sus datos personales, gestionar su identidad digital y comprender el impacto de lo que comparten en línea. En un mundo donde los datos se utilizan para fines comerciales y en ocasiones con propósitos poco claros, es vital que desde temprana edad los jóvenes adquieran nociones sobre seguridad digital.
Otro aspecto importante es la gestión del tiempo y el consumo equilibrado de tecnología. El uso excesivo de internet puede afectar el bienestar físico y mental de los jóvenes, lo que subraya la necesidad de enseñarles a balancear sus actividades digitales con otras experiencias offline.
En cuanto a los riesgos, los niños y adolescentes están expuestos a fenómenos como el ciberacoso, la desinformación, el acceso a contenido inapropiado o la creación de adicciones a redes sociales y videojuegos. Es esencial que los padres y educadores estén atentos a estas situaciones, fomentando un ambiente de confianza y diálogo para que los jóvenes se sientan cómodos compartiendo sus experiencias en línea. Esto incluye ayudarles a desarrollar una mirada crítica ante la información que encuentran en internet.
¿Es útil o productivo el uso de la IA?
Según la especialista, "la inteligencia artificial tiene un potencial enorme si se la utiliza de manera responsable y ética. En la educación, por ejemplo, puede ser una herramienta poderosa para personalizar el aprendizaje, automatizar tareas repetitivas y proporcionar acceso a recursos educativos de manera más equitativa".
Sin embargo, también plantea desafíos importantes, como el riesgo de que los estudiantes la utilicen para resolver exámenes sin aprender realmente, lo que puede obstaculizar el desarrollo de habilidades críticas. Aquí es donde la alfabetización mediática e informacional entra en juego: es necesario educar tanto a los jóvenes como a los adultos sobre cómo usar la IA de manera productiva, sin depender completamente de ella.
En este sentido, desde la Alianza global para la AMI impulsada por la UNESCO están desarrollando proyectos para promover la alfabetización mediática e informacional en un mundo digital cada vez más complejo. Estos proyectos abordan no solo la desinformación y el uso crítico de la IA, sino también la educación para la ciudadanía digital, el desarrollo sostenible y la alfabetización cultural. La UNESCO está trabajando en programas educativos que integran la AMI en las curriculas escolares y en la formación docente. En octubre, además, se celebra la Semana Mundial de Alfabetización Mediática e Informacional (#MILWeek), que invita a toda la comunidad a sumarse a estas y otras actividades.
Además de una encuesta respondida por 700 docentes de la región sobre el uso de IA, la UNESCO está desarrollando un mapa interactivo sobre la situación de la AMI en la región que ya ha relevado que 19 países, 40 ciudades y 90 instituciones abordan el tema desde distintas perspectivas.
El uso de la IA y lograr la utilización ética del contenido que aparece en la red, entonces, puede contribuir al fortalecimiento de la salud mental, al conocimiento completo de los derechos de cada ciudadano y funcionar en favor de la cohesión social, para conseguir comunidades más comprometidas con la democracia.
¿De qué manera puede puede servir la IA para fortalecer la democracia?
SB: Por un lado, puede ser utilizada para mejorar la transparencia gubernamental y facilitar la participación ciudadana a través de la automatización y el análisis de datos, como en el caso de Finlandia y Taiwán, donde se han utilizado sistemas de IA para analizar comentarios ciudadanos en consultas públicas. Esto permite que las voces de todos, incluidas las minorías, sean escuchadas.
Sin embargo, también existen ciertos riesgos: la IA puede ser usada para manipular la opinión pública con la difusión masiva de desinformación. Para que la IA fortalezca la democracia, debe implementarse con marcos éticos sólidos que garanticen la equidad y la transparencia.
