En ocho meses, las empresas alimentarias fueron beneficiadas con el desmantelamiento de 111 políticas públicas de desregulación por parte del Gobierno, lo que hizo que aumentaran sus ganancias en un 1.300%. Para las personas, en tanto, acceder a los alimentos se encareció exponencialmente.
El dato proviene de un estudio realizado en conjunto por el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), la Fundación Rosa Luxemburgo y el Programa de Estudios Regionales y Territoriales (IGEO-UBA), titulado "Rascar la olla", que se encargó de analizar la desregulación de las grandes empresas de la industria alimenticia.
Así, el consumo de alimentos en ocho meses, de noviembre de 2023 a julio de 2024, bajó, en algunos casos, con resultados porcentuales de dos cifras. Se redujo, aproximadamente, un 16% en supermercados y un 11% en mayoristas.

Separados por categorías, el rubro que más decayó fue el de las bebidas (-26%); le sigue el de lácteos (-12%), carnes (-9%), frutas y verduras (-7%), y productos de almacén (-6%). En ese mismo periodo, los precios de los alimentos subieron un 128%.
En el estudio además revelan que desde noviembre a julio se desmantelaron 111 políticas públicas relacionadas con la producción, el consumo y el acceso a los alimentos. Para que la investigación fuera más puntualizada, compararon el precio de la producción de un guiso y de una taza de mate cocido con pan entre noviembre de 2023 y julio de 2024.
Los resultados fueron alarmantes: preparar un guiso se encareció un 151% en 8 meses. De la misma manera, la porción de mate cocido con pan implica se encareció un 147%: solo la leche en polvo aumentó un 166%.
Según el informe, en julio de 2024 una jubilación mínima o un salario mínimo alcanzaba para preparar 118 porciones menos de guiso que en noviembre 2023.
En tanto, así como se perjudicaron los compradores, las empresas alimentarias se enriquecieron: subieron sus ganancias un 1300% y el complejo exportador de granos ganó en un 4900% en el mismo período.