El budín de mandarina es una de esas recetas ideales para preparar en otoño e invierno, cuando esta fruta cítrica está en su mejor momento. Con su aroma inconfundible y su sabor fresco, este budín de mandarina conquista por su simpleza y por lo esponjoso y liviano que queda, sin necesidad de batidoras ni pasos complicados.
En plena temporada de mandarinas, esta preparación se vuelve una excelente manera de aprovechar la fruta fresca, económica y llena de sabor. Además, no lleva lácteos ni demasiados ingredientes: solo necesitás cuatro elementos básicos que probablemente ya tengas en casa. Es una receta perfecta para quienes buscan algo dulce, casero y rápido.
De origen hogareño y con un perfil muy popular en las cocinas argentinas, el budín de mandarina se destaca por su versatilidad y su aroma envolvente. Ideal para acompañar con el mate, un café o como postre, esta versión en licuadora es la más práctica que podés probar esta temporada.

Ingredientes para un budín de mandarina perfecto
- 2 mandarinas enteras (sin semillas)
- ½ taza de aceite vegetal (puede ser de girasol, coco o el que tengas a mano)
- 3 tazas de harina leudante o integral (si usás integral, añadí una cucharadita de polvo de hornear por taza y una pizca de bicarbonato)
- 2 tazas de azúcar mascabo (también queda bien con blanca)

Cómo se prepara este budín de mandarina en licuadora
- Colocá en la licuadora las dos mandarinas, sin semillas. Se puede dejar la cáscara de una o ambas, según prefieras un sabor más o menos intenso. Con la cáscara de una sola suele quedar equilibrado.
- Añadí el azúcar y el aceite, y licuá bien hasta obtener una mezcla homogénea.
- Volcá esta preparación en un bowl y agregá la harina de a poco, integrándola suavemente.
- Enmantecá y enhariná un molde, y llevá al horno precalentado a 180° por unos 40 minutos.
- Para comprobar si está listo, insertá un cuchillo: si sale limpio, tu budín de mandarina está perfecto.

Un clásico renovado para la temporada de frío
El budín de mandarina es una de esas recetas que nos conectan con lo simple y casero. No necesita glaseado ni decoración extra para brillar por sí solo, gracias al toque cítrico natural de la fruta. Además, al usar mandarinas con cáscara, se intensifica el perfume y se conserva una textura húmeda deliciosa.
Con esta receta fácil y rendidora, no hay excusas para no encender el horno y disfrutar de un clásico reconfortante. Y si te sobran mandarinas, ya sabés: el budín de mandarina es la mejor manera de darles un uso sabroso y creativo.