La Cuenca del Salado es una de las principales zonas productivas del país, que está en su totalidad ubicada en la provincia de Buenas Aires. Pero, al mismo tiempo, es una de las regiones más propensas a las inundaciones, sobre todo porque las obras de infraestructura para que esto no suceda se encuentran paralizadas, significándole pérdidas millonarias al campo cada vez que el río se desborda.
Es por eso que desde la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa (Carbap) le reclaman al Estado que culmine con las obras, las cuales debería haber finalizado hace ya 15 años.
"El Plan Maestro del Río Salado, concebido en 1999 con financiamiento del Banco Mundial, fue diseñado para mitigar inundaciones y sequías en una cuenca clave para la economía nacional. Esta región, de 17 millones de hectáreas, concentra el 75% del stock vacuno bonaerense, produce más del 70% de los granos de la provincia y genera más del 20% de la leche del país", detalló Carbap en un comunicado.

No obstante, la entidad señaló que "la cuenca sufre una histórica vulnerabilidad hídrica agravada por la inacción estatal".
"Aunque el plan preveía su finalización en 15 años, a 25 años de su presentación solo se ha ejecutado la mitad de las obras. Esta demora ha provocado pérdidas productivas superiores a US$ 5.000 millones, mientras que los aportes fiscales, solo por derechos de exportación, superan los US$ 35.000 millones. La paradoja es evidente: la región ha financiado reiteradamente las obras que se le siguen negando", se quejó Carbap.
Inundaciones recurrentes
Justamente, este año el río volvió a desbordarse de la mano de las intensas lluvias que se dieron en los últimos meses, dejando un sinfín de campos bajo el agua y, lo peor, es que eso podría haberse evitado.
"El año 2025 fue especialmente crítico, con tres eventos climáticos severos que anegaron más de 2 millones de hectáreas. Estos episodios reafirmaron tanto el valor de las obras ya ejecutadas como la urgencia de finalizar las que aún están pendientes", marcó la entidad.

Así, "el costo de la inacción - más de US$ 40.000 millones entre pérdidas evitables y recursos no reinvertidos - exige una respuesta inmediata. Concluir el Plan Maestro no es solo una deuda histórica con una de las regiones más productivas del país, sino una inversión estratégica que requiere liderazgo federal, financiamiento nacional y una gestión integrada del recurso hídrico. El país no puede seguir perdiendo por no hacer".
"Desde Carbap hacemos un llamado firme a toda la dirigencia política - sin distinción de niveles de gobierno ni pertenencia partidaria - para que asuma con seriedad la dimensión de este desafío y adopte, de manera inmediata, las decisiones necesarias para garantizar la asignación de los fondos que permitan completar las obras pendientes del Plan Maestro del Río Salado", concluyó el documento.